15.6.14

Lenguas minorizadas en busca de la normalidad

Siempre me han fascinado los idiomas. Antes de empezar en el colegio ya le pedía a mi madre que me enseñara francés, a pesar de que no era nada fácil porque apenas sabía francés ella, pero le supliqué que me dijera lo poco que había aprendido en la escuela. Luego me compró mi primer libro para aprender alemán. Lo estudié como loco y cuando lo terminé, anuncié que ahora quería aprender ruso. Para cuando tenía doce años y nos mudamos de Inglaterra a Estados Unidos, ya había acumulado una pequeña biblioteca propia de libros de idiomas.